martes, 11 de octubre de 2011

VIAJE A BARCELONA PASANDO POR JACA Y LA RIOJA

JACA

Una vez en Pamplona tomamos la carretera nacional N-240 que va bordeando el pantano de Yesa con unas vistas verdaderamente bonitas en lo que puede considerse pre-pirineo tanto Navarro como de Huesca.

Esta pequeña ciudad de la Comunidas Aragonesa en la Provincia de Huesca, goza de mi estima y cariño, pues las veces que la he visitado, siempre me encontré  muy cómodo y encantado de la vida. Se encuentra en la comarca de La Jacetania y cuenta con una población de 13.374 habitantes.

La catedral de San Pedro, primera catedral románica de España, merece visita, así como la ciudadela militar, con amplia historia e incluso una rebelión militar para instaurar una república en 1930.Los rebeldes fueron fusilados.

En los deportes destacan los de invierno, al lado de Astún y Candanchú.Dispone de dos pistas de hielo de dimensiones olimpicas.



Como sitio para el papeo, recomiendo la Tasca de Ana, que en mi opinión es uno de los mejores sitios de tapas que conozco en España, con verdaderas delicatessen frias y calientes.





LOGROÑO

En la Comindad  autónoma de La Rioja y Provincia de Logroño, se encuentra esta ciudad, capital de la misma. Es una ciudad moderna, limpia y agradable que reuna a 152.000 habitantes, que disfrutan de un gran nivel de vida, no solo por La rioja y el rioja, (rio oja), sinó también porque su campo, también bañado por el rio Ebro, goza de excelentes frutas y verduras conocidas a nivel mundial.

Son de remarcar todas las tascas y restaurantes en los aledaños de la calle de El Laurel, con tapas y vinos de rioja para chuparse los dedos. Cruce de caminos del de Santiago. Uno de sus monumentos más famosos es la estatua ecuestre dedicada al general Espartero, que el dicho popular indica “tiene mas cojones que el caballo de Espartero” cosa que en la estatua he podido comprobar personalmente.





Patatas a la riojana, o guiso de patatas con chorizo

Se cuenta por La Rioja que, cuando el célebre chef, Paul Bocuse, probó este guiso en una conocida bodega y tras zamparse tres platos seguidos, dijo que un plato así debía representar a España en el mundo entero, porque era lo más sabroso que había probado en toda su vida.
Desde entonces, en todas las bodegas y a todas las visitas, se les sirve este guisote, asegurando que fue precisamente en esa, donde se produjo el gracioso incidente. Su origen nadie lo puede asegurar porque en cualquier casa donde se comiese como Dios manda, o sea nada, de mortadelas,  filetitos, ni porquerías de esas que han criado tantos enclenques, se hacía este guiso (a partir del siglo XIX, claro, antes se haría con castañas porque España no comió patatas hasta la llegada de Napoleón) y, si la cocina contemporánea  gallega se caracteriza por las patatas y los chorizos, pues la receta puede ser tan gallega como riojana.
La receta
1.
Limpieza: Las patatas se lavan, se pelan y cortan en cachelos. Los pimientos se lavan, se descorazonan y se cortan en tiras. La cebolla se pica fina y los ajos se parten al centro para quitarles el germen.

2.
En la olla en que vamos a preparar el guiso, se ponen a dorar los ajos en un poco de aceite de oliva. Al tomar color, se agrega la cebolla y el pimiento, se deja freir hasta que empieza a tomar color y se añaden los chorizos partidos al medio, o sea, cuatro trozos en total.

3.
Cuando todo el sofrito tenga un bonito color rojizo, se añaden las patatas y se remueve todo para que se impregnen de sabor y, acto seguido, se cubren de agua y se llevan a hervir rápidamente. Entonces se baja el fuego y se deja que sigan haciéndose  a fuego medio, más bien alegre, porque aunque se rompa alguna, no pasa nada.
Terminación del plato: Siempre recomiendo que los guisos deben reposar, incluso de un día para otro, en este caso sin embargo no es conveniente porque las patatas se deben tomar sobre la marcha, si acaso se puede dejar reposar un par de horas para que espese un poco el caldo, pero nada más.
Guarniciones:
Si queremos seguir la costumbre riojana, este guiso se debe servir acompañado de guindillas verdes en vinagre (piparras), servidas aparte en una fuente y que cada comensal va pinchando y comiendo entre cucharada y cucharada de guiso

2 comentarios:

  1. Muy instructivo, bonitas fotos y ganas de hacer el mismo viaje. Mis felicitaciones a su autor.

    ResponderEliminar